La villa de las telas
La novela de Anne Jacobs es un recuerdo constante a las intrigas familiares que vivimos en la serie de televisión de Down Town Abbey. Sin embargo, las historias son muy diferentes y las personalidades de sus habitantes también. En este caso el servicio está estrechamente ligado a la familia por un suceso en el pasado. La familia ha sido prospera y burguesa con el trabajo incansable del padre de la familia y la ascendencia de la madre. Ambos con familiares muy diferentes que forman parte de la historia a su manera. Los hijos del matrimonio principal, dueños de la villa donde se desarrolla la trama, están lejos de ser perfectos y obedientes provocando la vergüenza para todos sus habitantes con algún que otro escándalo.
Una novela que te traslada a una época en la que la educación, la cuna y el prestigio decide tus pasos en la vida. Mi personaje preferido puede que sea la hija mayor Elisabet, por lista, manipuladora y porque es capaz de tener en jaque a todos, sí se lo propone.
Continuaré leyendo la saga encantada, por saber dónde acaba tanta manipulación e intriga. No ha hecho más que empezar, estoy segura.
Mujercitas
Durante esta semana pasada he leído varios libros, uno para el @ryorkbookclub de instagram, podíamos elegir entre Orgullo y prejuicio, o Mujercitas. Yo elegí el último porque ya había empezado esa novela unos meses atrás. Y en el Summer bookclub de Facebook, he leido varios que se han presentado al premio literario de amazon 2020, de los que ya os he ido contado según terminaba su lectura.
Mujercitas es un clásico que conocemos todos tanto por la novela en sí como por las diferentes versiones que se han llevado al cine. Sin embargo, yo abandoné su lectura porque me parecía demasiado ñoño, y las chicas eran perfectas hijas que no se salían nunca del tiesto. Totalmente opuestas a mi carácter, y tal vez no le di la oportunidad que se merecía desde un punto de vista más lógico, como admitir que está escrito en una época muy diferente a la mía. Así que ¡ahí va mi orgullo! Decido retomar la lectura con una mente más abierta.
La familia March es pobre pero digna de imitar en su obediencia y sentido del deber. El padre de las chicas se ha ido a la guerra y la mujer y las hijas se han quedo en casa con sus deberes y obligaciones. Meg, Beth, Jo y Amy son las hermanas bondadosas y trabajadoras de la época, algunas se dedican a ser señoritas de compañía de su tía rica, otras cuidan niños, ayudan en casa, hacen labores, leen, escriben y tocan el piano. Son pequeñas hormigas que juntan monedas para ayudar en casa o darse un pequeño capricho. Sin embargo, casi siempre que se compran algo para sí mismas alguien lo necesita más que ellas y se lo ceden.
Meg es la hermana presumida que sueña con vestidos nuevos y lazos para el pelo, por lo que entre ellas comparten cosas para así tener para todas. Amy es más rebelde y se obliga a pensar antes de actuar. Beth es la conformista y Jo la que le gusta leer y escribir, yo me identifico mucho con ella pues tiene un carácter diferente, creo yo.
Todas ellas son un ejemplo de bondad que hace que las quiera y respete todo el vecindario, entre ellos un muchacho de buena familia que se pasa el día esperando la hora libre de sus obligaciones, para ir a jugar con las hermanas.
La enfermedad de la que se contagia Amy mientras cuidaba un niño, la escarlatina, hace que se unan aún más para superar el terrible momento por el que pasan. La madre que se había ido a la ciudad de Wasington para cuidar de su marido herido en la guerra, regresa cuando se entera de lo que le pasa a una de sus hijas. Con el tiempo se reúnen todos en casa de nuevo y se anuncia la boda de una de las hijas mayores, Meg, no exento de melodrama.
Una novela con el ejemplo de que se debe hacer, lo que esta bien visto y lo que no.
No es una de mis novelas preferidas pero me alegro de haber terminado su lectura. La verdad es que podíamos coger varias cosas para copiar, como la paciencia, pensar antes de hablar, y no enfadarnos por tonterías. ¿Serías capaz de pensar primero en lo que necesitan los demás para no presumir tú de algo nuevo? ¿Elegirías una prenda de vestir que te guste pero a la vez que puedas compartir? ¿Ayudarías a cocinar a tu hermana sin intentar demostrarle que tú eres mejor que ella?
Son detalles pequeños que hoy en día no hacemos.